24/11/11

Carta de una madre

Porque las mujeres si que valemos! jaja

¿Qué me decís del trauma que supone mirarte al espejo por la mañana y encontrarte con que ese Gremlin que te mira fijamente eres tú?

Te duchas, te vuelves a mirar y decides que lo mejor va a ser darte una capa de titanlux, a ver si aquello mejora. Y no, no mejora. Sigues siendo un Gremlim, pero así como churruscado.

Una vez churruscada, te diriges a despertar a tus niños. Aquí siempre ocurre algo. Supongamos que el niño tiene fiebre. Tu eres una mujer con recursos!

...recurres a la súplica…y suplicas a la suegra, que se quede con el niño hasta que llegue la chica.
…a la chica, que venga un poco antes para que se vaya la suegra.
…al cielo, que la seguridad social deje de comunicar…a la
“encantadora enfermera” que te de cita tarde para no pedir permiso,…a tu jefe que te dé permiso porque la encantadora enfermera ha pasado de ti y entre súplicas y súplicas tú, sigues trabajando, así como haciéndote la relajada. Y al final del día, nunca antes, te llama tu ocupadísimo marido, y te pregunta: ¿Qué tal cariño?

Cuando te oye rugir como un rinoceronte en celo, recuerda que el niño estaba enfermo y hace ver que no se le había olvidado y te cagas en todo lo que se menea…

Sales corriendo al pediatra, llegas por los pelos, te dice lo del virus, te manda no se qué medicina, y cuando llegas a la farmacia, han cerrado. Llamas a tu marido y le suplicas que cuando salga de trabajar, no le supone mucha molestia que se pase por una farmacia de guardia, y entonces él te dice: “No voy a poder, ya sabes que no puedo salir de mi trabajo que tengo una reunión” ( que yo creo que mi marino no vive, se reúne! )

Y le matarías, pero por teléfono no puedes, así que decides arrastrarte hasta la farmacia de guardia, y allí que llegas tú con todo colgando…
Al pequeño que le cuelgan los mocos, el mayor que se cuelga literalmente de tu manga. De la sillita cuelga tu bolso, la bolsa del bebe, la bolsa de gimnasia, la bolsa del trabajo, y la mochila del mayor. (Que ya quisiera Pérez de Tudela, que yo creo que este niño no crece porque la mochila se lo impide. Parecemos unos “sin-techos”)

Entras en la farmacia y el espejo del fondo te enseña al Gremlin churruscado pero a trozos porque el maquillaje también se ha “descolgado”, te suda el bigote como una foca y como no, allí te encuentras a ella, la SUPER-ORGANIZADA.

La súper-organizada es esa mamá del colegio de tus hijos que siempre quisiste ser. Lleva a sus nenes a alemán, a judo, a pintura, a fútbol y a natación. …Y es de las que comen y no engordan.
…En los cumpleaños del nene, lleva a todas su clase “un huevo Kínder”, que son tres deseos a la vez, y tu niño con su bolsa de sugus que yo creo que le estoy creando un trauma.

…Además prepara las bechamel de las croquetas. (Yo hace tiempo que descongelo las famosas croquetas ¡Que le den por culo a la bechamel!)

…y todo estos sin movérsele ni una de las siempre perfectas mechas; porque a este tipo de mujer no le crece el pelo, yo creo que tampoco “sudan”, pero de esto no estoy segura.

…Y tú, que “intentas recolocar todo lo que te cuelga y ella y su perfecta hilera de dientes que te sonríe, te suelta: “Chica, es que no te organizas, ¿Por qué no pides reducción de jornada?

Aquí es donde le soltarías una leche por cada euro reducido, por reducir tu jornada. Superada la prueba, tus colgajos y tú regresáis a casa. La autoestima decidió quedarse en la farmacia.

Bañas a los niños, haces los deberes del mayor, le das la medicina al pequeño, les preparas la cena, se la das, les acuestas y te tiras en el sofá.

Y para rematar el día, al cabo de un rato llega tu marido a casa y te dice que no ha parado en todo el día de reunión en reunión en la oficina
(ha tenido 3 reuniones) y que ha tenido que comer con los compañeros en un restaurante de aúpa y te pregunta: “Que que hay de cena” y que si no te importa preparar a ti la mesa porque él está muy cansado.
Y ni siquiera te pregunta por el niño, tu trabajo, la suegra, la chica, el jefe, la enfermera, el médico, la farmacéutica y la súper-organizada, y remata diciendo que

“Vaya pinta de Gremlim churruscada. Que tienes el maquillaje descolocado”; que “a ver si te cuidas un poco con la cantidad de tiempo libre que tienes”.

Y al encender la tele aparece otra súper-organizada que te dice: “AUSONIA, hoy me gusta ser mujer”.

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